Grandes devociones: Nuestra Señora de los Reyes Coronada, patrona de Sevilla

Nuestra Señora de los Reyes coronada es una imagen, sedente, de tamaño natural, atribuida a la escuela francesa y de autor anónimo y fechada en la primera mitad del siglo XIII. Sus facciones son de estilo gótico y está realizada en madera de alerce. Es de las llamadas de candelero, por lo que solo tiene talladas las manos, cabeza y pies. El pelo de la imagen es de hilo de oro trenzado y su cuerpo está recubierto de pergamino, con una policromía de gran realismo en manos y cara. Porta una imagen del Niño Jesús, también del siglo XIII, de unos 60 centímetros de altura, de idéntico parecido con la Virgen.

La historia de la Virgen de los Reyes cabalga entre la realidad y la leyenda. Unos cuentan que fue creada por ángeles del cielo, otros que fue donada al Rey Fernando III de Castilla por el Rey Luis IX de Francia, de ahí que se la conozca como Virgen «Fernandina». También se dice que el monarca la vio en sus sueños y mandó hacer una talla idéntica y que la acompañó en la reconquista. En este sueño, el Rey, vio a la Virgen sentada con su hijo en brazos y le dijo: «Fernando, por tu gran piedad, yo te prometo que habrás de conquistar Sevilla». El Rey dejó escrito en su testamento su deseo de ser enterrado a los pies de la Santísima Virgen y, a día de hoy, reposa el monarca junto a Ella. Otra versión es que encontró a la imagen y por esa razón, la acompañó en la reconquista. Lo que si parece más certero es que llegó a la catedral por mediación de Alfonso X el Sabio.

Primer plano de la Virgen de los Reyes y el Niño Jesus

El 4 de diciembre del año 1904, se convirtió en la primera Virgen en ser coronada canónicamente de Andalucía. El acto tuvo lugar en la catedral sevillana por el arzobispo de Toledo y primado de España, el cardenal Ciriaco María Sancha, siendo la única Virgen sevillana que no ha sido coronada por un cardenal o arzobispo de Sevilla ni tuvo madrinas ni padrinos para este acto. Lució la imagen un manto, de tisú celeste con bordados en plata, que fue donado por la condesa de Casa Galindo para estrenarlo, en el triduo preparatorio de la coronación, los días 1, 2 y 3 de diciembre.

En el año 1939 se le concedieron honores de capitán general, portando fajín, y años más tarde, el 15 de agosto de 1946, se la reconoció como patrona general de Sevilla. El Papa Pío XII proclamó este día, por el breve pontificio Quam Fervida, patrona general y principal de Sevilla y su archidiócesis. El día 24 de noviembre de ese año, realizó una procesión al Consistorio sevillano, para dar a conocer la proclamación de su patronazgo general sobre la ciudad. Procesionaron con Ella, en sus pasos, la Virgen del Pilar, la Amargura, la Virgen del Valle, Nuestra Señora de Todos los Santos, la Virgen del Amparo y la Virgen de la Esperanza Macarena.

La Sagrada Congregación de Ritos, instituyó la festividad litúrgica de Nuestra Señora de los Reyes, para el día 7 de agosto con rito doble de primera clase y octava común el 25 de junio del año 1947.

Como hemos visto anteriormente, en su coronación canonica, la patrona sevillana, ha sido la primera en muchas cosas, entre ellas, en el año 1958, se le impone la Medalla de Oro de la ciudad de Sevilla, siendo la primera imagen en ostentarla.

En su procesión anual, en su corto recorrido por los alrededores de la Seo hispalense, la Virgen realiza en las esquinas de la misma unos giros completos llamados «posas», y que consisten en que el paso es vuelto hacia la presidencia eclesiástica, que va detrás, y detenido, tras lo cual se inciensa a la Virgen y se rezan las preces correspondientes a la hora tercia del breviario, que es la que corresponde con la procesión.

En el año 2004, coincidiendo con el centenario de su coronación canonica, salió en procesión extraordinaria, en la que llevaba el mismo manto con el que se coronó cien años atrás.

Fue en el año 2006 cuando la procesión tuvo que cambiar su traficional itinerario, debido a las obras alrededor de la catedral, que llevó a la Virgen a recorrer el vecino barrio de Santa Cruz, que se adornó para tal ocasión. Lucía ese año la Virgen el manto, donado por la duquesa de Montpensier, bordado en oro sobre terciopelo rojo. Sevilla respondió a tan histórica procesión de manera multitudinaria.

En el año 2013, con motivo del Año de la Fe, presidió de forma extraordinaria el 27 de abril, el Pregón de las Glorias de María en el altar del Jubileo de la catedral. Ese mismo año, el sábado 11 de mayo, salió en procesión extraordinaria, ataviada con el manto de la coronación, a la misma hora que lo hace cada 15 de agosto, las ocho de la mañana, en Rosario de la Aurora. Cada misterio fue ofrecido por los frutos del Año de la Fe y otras intenciones.

El ajuar que posee la Virgen de los Reyes es de gran valor económico, artístico y sentimental. Entre estos objetos se sabe que la patrona sevillana posee tres coronas, siendo las más valiosa la de la coronación. Una de estas preseas es la denominada de las filigranas, que tiene engarzadas amatistas, esmeraldas y perlas, y que sustituyó a la robada en el año 1873. Es la que suele utilizar durante sus cultos y fue realizada Manuel González Rojas en 1876, siendo la de salida, hasta la coronación canónica de 1904. Otra de las coronas es la que suele lucir, durante todo el año, en su camarín y está fechada a finales del siglo XVIII. La de salida o de la coroncion, es de las piezas más valiosas de todo su ajuar, que sirvió para coronar canónicamente a la Imagen en 1904 y que ejecutó Pedro Vives y Ferrer. Es de estilo bizantino, con aro ornamentado con hileras paralelas de brillantes, con ocho coronas entre piedras y esmeraldas, que significa su reinado sobre los reyes, su canasto es octogonal y en él figuran los cuarteles del escudo de España, silueteado por una vara de rosal con tallos de esmeraldas, abriéndose en la rosa, ocho varas en color con semillas de brillantes y perlas. Todo ello, rematado por cuatro ángeles de oro esmaltado y un frontal que posee una gran perla irregular. Tiene casi 12.000 piedras y un peso de 2.550 gramos.

Algunos de los pecherines que posee la Virgen

Tiene la Virgen, aunque no los suele llevar puestos, varios anillo donados por diferentes cardenales de la Archidiócesis, como el de los cardenales Segura o Bueno Monreal. El Niño Jesús también tiene piezas valiosas, como son los cinco pares de zapatos, que suele llevar a juego con los de la Virgen. También tiene dos palmas: Una de brillantes y oro blanco, que es la que lleva en la procesión y el resto de año otra de diseño más sencillo.

Cabe destacar los distintos pecherines que posee, entre los que destaca uno, realizado a partir de pulseras, broches y monedas de oro, donados por devotos y confeccionado por las camareras de la Virgen. Otra de estas piezas es el pecherín más valioso, que porta cada 15 de agosto, realizado con brillantes y llevando en su centro la medalla de hija adoptiva de la ciudad de la Infanta María Luisa, que se la donó a la Imagen. El llamado pecherín de las turquesas, que está presidido por la medalla de la Guardia Civil, fue donado por una comision del instituto armado y fue elaborado a partir de broches de capas pluviales del siglo XVI.

El denominado pecherín de corales, que originalmente formaban parte de una tiara, es el que suele utilizar para los besamanos y es uno de los más apreciados por los de votos. Fue donado por el Rey Luis Felipe de Francia. El de topacios y Esmeraldas, que suele llevar durante la Novena, es de un valor incalculable. Tiene otro más realizado por amatistas y aguamarinas de gran belleza.

Entre los mantos, tiene cinco de salida: El verde, bordado en oro, siendo una greca de estilo renacentista. Fue donado por la Reina Isabel II en el año de 1853 y fue realizado por las bordadoras de Cámara de la Reina, Margarita y Rosa Gilart Jiménez. El de tisú blanco, donado también por la reina Isabel II en el mismo año que el anterior, y es conocidos como el de los castillos y leones. El manto rojo, de estilo barroco y confeccionado en el siglo XIX, fue donado por la infanta María Luisa Fernanda de Borbón, duquesa de Montpensier. Esta pieza esta bordada en oro y contiene flores. El de la Coronación, que se estrenó en 1904, y fue ejecutado en los talleres de Olmo y donado por la Condesa de Casa Galindo. Este es uno de los de mayores dimensiones que tiene la Virgen y fue diseñado por Herminia Álvarez Udell. El último manto de salida es el denominado manto del Congreso de 1929, que fue estrenado ese mismo año, en la procesión organizada en el Congreso Mariano celebrado en Sevilla. Esta realizado en tisú salmón, bordado en seda y oro por las camareras de la Virgen, las Hermanas de la Cruz. Fue un regalo de la Duquesa de Osuna, que donó los materiales para su confección. En total cuenta con más de noventa mantos, tanto los cinco de salidas, como numerosos para cultos, para diario y besamanos.

Nuestra Señora de los Reyes Coronada en su paso de «tumbilla»

El paso en el que procesiona, cada 15 de agosto, es un paso de palio, llevado por costaleros y denominado «de tumbilla», que fue realizado por el orfebre Juan Talavera en el año 1914 y es adornado para su salida procesional con miles de varas de nardos.

La Virgen se venera, durante todo el año, en la Capilla Real de la Santa Iglesia Catedral hispalense.