A la Delegada Diocesana de Hermandades y Cofradías de la Diócesis de Asidonia – Jerez
Ruego envie la siguiente comunicación al Presidente de la Unión de Hermandades de Jerez y a los/as Hermanos/as Mayores de las Hermandades y Cofradías de nuestra ciudad:
Muy queridos Presidente, Hermanos y Hermanas Mayores:
En la mañana del día de hoy he recibido al Presidente de la Unión de Hermandades de Jerez, quien ha venido acompañado de algunos miembros de su Consejo
Posteriormente me he reunido con el Hermano Mayor y dos miembros de la Junta de gobierno de la Real, Antigua y Fervorosa Hermandad del Santísimo Sacramento, Sagrada Cena de Nuestro Señor Jesucristo y Santa María de la Paz. El objetivo de estas reuniones ha sido comunicar el resultado de la investigación que se ha llevado a cabo sobre los hechos acaecidos el Lunes Santo, en la pasada Semana Santa, y depurar responsabilidades al respecto. Ambos encuentros han discurrido en un clima de escucha, franqueza, respeto y sentido eclesial.
Desde el Obispado hemos querido dejar pasar el tiempo para que la distancia temporal ayudara a serenar los ánimos y permitiera escuchar mejor a las partes afectadas. Sin embargo, constatamos con tristeza que siguen los cruces de acusaciones, las amenazas y los anuncios de posibles denuncias y sanciones.
En el curso de las conversaciones mantenidas esta mañana, después de escuchar a los convocados, he compartido con los presentes mi preocupación por la existencia de dos prácticas que, en mi opinión, actúan como verdaderos virus que dañan muy gravemente la vida de las Hermandades y Cofradías: la murmuración corrosiva y la judicialización de los enfrentamientos entre hermanos. Algunos medios de comunicación (redes, blogs, canales digitales, etc.), a la vez que prestan un servicio positivo imprescindible para la buena relación entre las Hermandades y la sociedad, se convierten a veces en altavoces de un enfrentamiento despiadado, agrandando problemas que deberían solucionarse en el ámbito discreto del diálogo personal y provocando daños a la buena fama de las personas.
Junto a esto, se está generalizando el recurso abusivo a las denuncias en sede judicial de hechos que tendrían que resolverse en el acuerdo cordial entre miembros de la misma Hermandad o de otras Hermandades. El daño que provocan estas prácticas lo padecemos todos y, de forma muy especial, las Hermandades y Cofradías.
Sobre el fondo de esa preocupación, he amonestado a título personal al Presidente de la UUHH para que decisiones, como la tomada el Lunes Santo autorizando cambios a las Hermandades que realizan estación de penitencia, se tomen siempre en total sintonía y fluida comunicación con la Delegación Diocesana de HHCC.
A los Hermanos Mayores de las Hermandades que se vieron perjudicadas por esos cambios, les insto a que, evitando toda confrontación, sigan trabajando con igual entrega tanto por su Hermandad como por el bien común que todas las Hermandades han de custodiar.
A punto de cumplir cuatro años en esta querida Diócesis, vuelvo a repetir lo que dije en mi primera Misa como obispo de Asidonia-Jerez: «…especialmente cuento con las Cofradías y Hermandades. En la persona del presidente que termina su mandato y del recién elegido de la Unión de Hermandades de Jerez saludo con enorme afecto y gratitud a todos nuestros cofrades. No me cansaré de repetir que confío mucho en el poder evangelizador de las Hermandades y Cofradías. Trabajaré para que las Cofradías sean verdaderas escuelas de vida cristiana y ámbitos de caridad generosa, donde se ejercite el amor que hace fraternidad, los esposos fortalezcan su vida matrimonial, los hijos crezcan en la fe de sus mayores y la sociedad entera se enriquezca de una fe que sale a la calle para proclamar a todos la grandeza del amor de Dios que se nos ha revelado en los misterios de la vida de Cristo y de su Santísima Madre» (31.7.2021).
Cuatro años después, ratifico esas palabras, consciente cada vez más de la insuperable aportación que las Hermandades y Cofradías pueden seguir ofreciendo a la tarea evangelizadora de la Iglesia.
Haciendo propias las palabras de san Pablo: en todo momento damos gracias a Dios por todos vosotros y os tenemos presentes en nuestras oraciones (1 Tes 1, 2), os imparto de corazón la bendición, confiándoos al abrazo materno de María Santísima, iNada sin
María, todo con Ella!