Aquel 28 de diciembre

Amanecía el día de la festividad de los Santos Inocentes con las típicas noticias a modo de broma. En la gran mayoría de los medios de comunicación cofrade, incluido este en el que me leen, y hasta alguna página oficial de Hermandades, la noticia-broma decía que habría procesiones la próxima Semana Santa.

Las interacciones en estas publicaciones no se hacían esperar: A unos les divertía, otros descubrían la inocentada enseguida y comentában con un «inocente» y hasta alguno, se sentían ofendido y atacados sus sentimientos. A estos últimos, los ofendiditos por todo, no perderé el tiempo en explicarle en qué consiste ese día ni qué es una inocentada, ya que la vida es así, y pronto se darían con la realidad de frente.

A las pocas horas del amanecer de aquel mismo día 28 de diciembre, ni más ni menos cual inocentada, el Arzobispo de Sevilla rubricó un decreto que iba a hacer correr ríos de tinta, e incluso a algunos les iba a provocar espasmos. En este decreto confirmaba lo inevitable y lógico: El Arzobispo de Sevilla, Asenjo Peregrina, decretaba que no habrá procesiones ni culto en la vía pública para la Cuaresma y la Semana Santa de 2021, debido al coronavirus.

Nada más ser publicado, las redes sociales, eran un hervidero y muchos decían sentirse defraudados y engañados. ¿Engañados? Otros decían que era una decisión precipitada, cuando sabemos perfectamente que, a esas mismas personas, les parecerá mal la decisión, se tome cuando se tome. Cualquier persona en su sano juicio sabía y sabe que en 2021, no habrá ni procesiones en Semana Santa, ni feria ni ningún evento multitudinario que acarree aglomeraciones multitudinarias, estamos en Estado de Alarma, hasta mayo, así que ustedes mismos. ¿Para qué alargar más esa agonía?

Mientras tanto, al día siguiente, los Consejos y Agrupaciones de Hermandades de las restantes provincias andaluzas y Jerez, emitían un comunicado conjunto en el que se desmarcaban del Arzobispo hispalense y aclaraban que no se había tomado decisión alguna y que trabajaban, con obispados y ayuntamientos, para tomar una decisión, una vez finlizase la Navidad.

Sólo 48 horas después del comunicado sevillano,sin esperar a que terminase las fiestas navideñas, el Arzobispo de Granada, «en comunión» con la decisión del Arzobispo Asenjo, tomaba idéntica decisión, siendo seguido el día 8 de enero, ya de 2021, por el obispo gaditano y dejando en papel mojado o, como diría mi tía, como la Chata de Cádiz, el comunicado de los Consejos de Hermandades andaluces. Incluso alguno pensaba que los obispos le estaban haciendo la tarea a los políticos, al tomar esta difícil pero sensata decisión.

La cuestión que ya está sobre la mesa es ¿Cuánto tardarán el resto de obispados en seguir el camino del Arzobispo Asenjo? ¿Realmente alguien pensaba que, de alguna manera, y viendo cómo evoluciona la pandemia en nuestra Comunidad Autónoma, podría caber la posibilidad de que hubiera desfiles procesionales en 2021? ¿Realmente esas personas no saben ni son conscientes de lo que estamos viviendo? ¿Quizás esas personas están más preocupadas por la fiesta y el folklore? La Semana Santa se seguirá celebrando, aunque no aprendimos a vivirla desde dentro el año pasado, y este 2021 nos dará otra oprtunidad.

Quizás como cofrades, católicos y cristianos, los que sienta malestar porque no haya procesiones, deberían tener más empatía y consideración con los enfermos de Covid o con las familias que han perdido algún ser querido por la pandemia.