«Baculazo»

Brillante, original y con un toque rancio y añejo, ese que tanto gusta a algunos cofrades, fue la salida extraordinaria que el pasado 6 de julio realizara la Hermandad jerezana del Prendimiento, por el 125 aniversario del Restablecimiento de los Estatutos de la misma.

Pero todo lo festivo se vino abajo cuando, jornadas después, la Hermandad del Miércoles Santo anunció que destituía a su capataz, Juan Montero Suárez por desobedecer la órdenes dadas por la dirección de la Cofradía. Éstas se referían al momento de los saludos a otras Hermandades y le prohibía, expresamente a los capataces, subir los paso a las aceras. Reunida en Cabildo de Oficiales la Junta de Gobierno, decide destituir al capaz del paso de misterio, debido a sus reiteradas desobediencias, ya que desoyó ésta orden, y subió el paso del Señor hasta la misma puerta de la iglesia de la Victoria. Hasta aquí todo normal.

Lo extraño vino cuando Ángel Ramos, Delegado de capataces y costaleros de la Junta de Gobierno, denuncia ante la Delegación Docesana esa destitución, argumentando un defecto de forma, ya que no se encontraba este punto en el orden del día. El Secretario General Canciller, don Diego Valle Serrano, resolvió entonces invalidar la decisión del Cabildo de Oficiales y revocar su decisión.

No quedaría ahí la cosa cuando el obispo, reunido con el ya cesado exHermano Mayor, le da dos alternativas: Mantener al capataz hasta el año 2020, y tomar la decisión de su cese después de la próxima Semana Santa o convocar inmediatamente Cabildo General Extraordinario de Elecciones. Al no haberse dado respuesta desde la Hermandad a ninguna de las dos opciones, el obispo dicta en un decreto la destitución de toda la Junta de Gobierno, incluido el denunciante, y nombra al párroco de Santiago como Comisario de la Hermandad.

Llegado a este punto, debo reconocer que me cuesta un poco ser imparcial, debido a que he estado en Junta de Gobierno, y se el problema que supone algún cargo, capataz en este caso, que va por libre y no acatar órdenes de nadie, y me hago varias cuestiones: ¿Era necesario llegar a este punto? ¿Se puede destituir a una Junta de Gobierno, por un defecto de formas en el orden del día? Si se le avisó al capataz, ¿Está justificado su cese? ¿Debe obispado mantenerse al margen, al ser una cuestión netamente interna? ¿Puede y debe el obispado obligar a una Junta de Gobierno a tener como «cargo de confianza» a alguien en quien la ha perdido? ¿Era adecuado que obispado «obligara» a una convocatoria electoral si no tocaba? En este decreto dice que quiere que el Comisario «convoque elecciones prontamente» ¿Para qué quitar una Junta de Gobierno, elegida por sus Hermanos, y convocar elecciones prontamente? ¿Se quería quitar obispado de encima a esta Junta y la salida era su destitución? Según dicen algunos ha pesado, en esta destitución colectiva, que el capataz sea familiar del Delegado Diocesano de HH y CC, yo no entro ahí.

Es evidente a mi entender que, la destitución de una Junta de Gobierno, debiera darse por cosas más graves que el simple cese de un capataz, esté en el orden del día o no, máxime cuando fue advertido de no hacer lo que hizo. Creo que la destitución debe ser la última decisión a tomar por la Autoridad Eclesiástica, debido a su gravedad. También es evidente, a mi entender, que desde obispado no se ha respetado la decisión ni la autonomía de la Junta, esté el asunto en el orden del día o no, y que la petición de mediación de varios exHermanos Mayores ante el obispado, parece haber traído más contras que pros.

En el escrito se contempla que las decisiones de la Junta son soberanas, siempre y cuando se hagan en tiempo y forma correcta. Y yo me pregunto ¿No habría sido más correcto, por parte de obispado, pedir o en su caso «obligar» a la Junta de Gobierno a convocar un nuevo Cabildo de Oficiales, incluir en la orden del día el punto a debatir y llevarlo a su ejecución, en vez de la decisión tomada? Por otro lado, habría que hacer la misma pregunta a los miembros de la destituida Junta de Gobierno.

Esta claro que se ha tomado la decisión más sangrante para una Hermandad: Desautorizar a sus Hermanos, sobre lo votado en Cabildo de Elecciones y a su Junta de Gobierno. Comparto la reflexión del, ya, exHermano Mayor en las que expresa su malestar, sintiéndose “profundamente defraudado con la Iglesia” ya que «… Una decisión tomada por la Junta, es una de las competencias que le corresponde». También es verdad que tanto la Autoridad Eclesiástica, como las Juntas de Gobierno de todas las Hermandades, como los Hermanos de las mismas, debemos tener el principio del amor al prójimo y el perdón de las faltas, por todas las partes.

Si con este decreto, obispado, pensaba zanjar toda esta polémica, nada más lejos de la realidad. Un grupo de Cofrades, está recogiendo firmas, en la plataforma Change.org, para pedir el cese del Delegado Diocesano de Hermandades y Cofradías, don Joaquín Perea, así como un cambio de Obispo y de toda la cúpula del obispado, argumentando las malas artes de todos estos, así como denuncian los constantes incumplimientos, arbitrariamente, de los propios Decretos del obispado, del tiempo que lleva el Delegado Diocesano en el cargo y dando un toque de atención sobre el capataz destituido y sus relaciones familiares y con cierto partido político.

¿Sería interesante, igual que dice el «libro verde» para los cargos en las distintas Juntas de Gobierno, que los cargos en el obispado y todas sus delegaciones, también tuvieran un tiempo y, pasado este, cesaran de sus cargos?

Por último, en este mundo es muy utilizable eso de que «quién se mueve, no sale en la foto», pero ¿es la solución para quien está dentro de una Hermandad o Junta de Gobierno, y no quiera perder el carguito, hacer suyo aquello de «con la iglesia hemos topado»? Pienso que no, al contrario, debemos ser los más críticos con nosotros mismos y hacer cumplir y respetar el principio de igualdad entre Hermandades, sean de dónde sean, y las decisiones de las distintas Juntas de Gobierno, salvo meteduras de patas garrafales, o salidas de tono que nada tenga que ver con el principio de la palabra HERMANDAD.

Esperemos que este «baculazo» o «decretado», como se conoce a estas decisiones en el argot cofrade, dejen de ser noticia no por su normalización, sino por su extinta práctica, mientras tanto desear la mejor de las suertes a la Hermandad de Santiago.